Hoy, luego de leer la ley aprobada por el congreso en el que hablan acerca de las nuevas disposiciones para la “Salud Mental”, y de ver un programa de TV en el que psiquiatras disertaron sobre el TOC, pensé que sería bueno escribir sobre que tan mal estamos, y pues sí, estamos muy mal.
En temas de salud psicológica, el Perú es un país primitivo, desfasado, y con muchos profesionales rudimentarios; triste, y quizás el reflejo más claro de esto sea ver como andamos como sociedad, es ficticio decir que nada de lo que vamos notando tiene relación con temas de “Salud mental”, cuando todo tiene que resumirse en ello, en conductas, en comportamientos, en psicología humana.
La violencia, la corrupción, el mal trato, la discriminación, todos estos problemas tienen asidero en la psicología; solo que las personas han mal aprendido el hecho de percibir todo como sano y enfermo, bien o mal, blanco o negro, por eso estamos mal, por no aceptar que los problemas psicológicos no son enfermedades, no es ausencia o presencia de, la psicología no se resume en un diagnóstico categorial que lo encuentras en el CIE o en un código de DSM, ¡no!; los problemas o desórdenes psicológicos son el resultado de optar por conductas que a la persona parecen “adaptarla” a la situación que vive, pero que luego le van generando disfuncionalidad, entonces, esta disfuncionalidad repercute en su vida; por eso es que los problemas psicológicos, son en realidad problemas conductuales, y deben ser estudiados desde su funcionalidad en un contexto.
Les pongo un ejemplo; la depresión, que es el mayor problema de salud psicológica, se debe a la presencia de la tristeza, como resultado de esta tristeza van apareciendo conductas que nos adaptan a corto plazo, como: no salir, dormir todo el día, no contestar el móvil, dejar de comer; pero qué pasaría si estas conductas se establecen por un plazo de tiempo y se van instalando en la persona; entonces, lo que al inicio sirvió para adaptarnos, ya comienza a ser disfuncional con nuestra vida a largo plazo, porque dejamos de lado el trabajo, los estudios, a los amigos, y así, vamos complicando nuestra vida; entonces, la depresión, no es una enfermedad, es un estado en el que entramos, y también del que salimos, cuando comenzamos a retomar aquello que es realmente valioso en nuestra vida; más o menos como entrar en un túnel, solo que sin darnos cuenta de cuando estamos entrando ni por dónde está la salida.
¿Y cómo se trata la depresión?, pues se buscan los recursos que la persona ha ido dejando de lado y se le encamina a retomarlos, es decir se le activan las conductas que lo sacaran de este momento de sufrimiento; a esto se le llama ACTIVACIÓN CONDUCTUAL, es el tratamiento más eficiente (científicamente probado) para la depresión y en el 85% de los casos no requiere asistencia farmacológica; es decir, se puede superar la depresión sin necesidad de ir al psiquiatra, ni tomar una medicación que no ayudará al tratamiento.
Ahora, ¿esto sucede en Perú?, pues no; porque el sistema de salud, al atender a una persona en estado de depresión lo catalogará como un enfermo psiquiátrico e iniciará un tratamiento farmacológico; esto que se hace desde hace años, es ya un tratamiento muy obsoleto para la depresión, pero es lo que hay; lamentablemente, por parte de la psicólogos, no hay mucha capacitación; quizás se le podría sugerir al MINSA que el entrenamiento en AC para psicoterapeutas puede ser llevado a cabo en 10 semanas y los resultados son tan buenos, que un psicólogo con poco conocimiento de técnicas avanzadas podría comenzar a atender y obtener buenos resultados, de hecho, es lo que se hizo en España y se vio mejoras incluso en la economía, ya que la AC no solo es un tratamiento eficiente y simple, sino que no hace falta gastar en medicación o un exceso de citas.
Entonces; pensar que todo es salud o enfermedad, puede llevar a que veamos a psicólogos y psiquiatras, que peinan canas y probablemente no se actualizan hace muchos años, desfilar por todos los espacios de comunicación diciendo: el TOC es una enfermedad, la depresión es una enfermedad grave, la violencia no se atribuye a las enfermedades psicológicas, y así, llenarnos de explicaciones dignas de cualquier discípulo freudiano, pero ya no estamos en la época de Freud, y sus explicaciones no ayudan a comprender el por qué de los desórdenes del comportamiento; el análisis del comportamiento se guía por la funcionalidad de la conducta y no se simplifica a decir: esto es patológico, esto es enfermedad, esto es comorbido, esto no lo es; vamos, eso está excelente para la medicina, quizás ahí se aplica el “estás sano” o “estás enfermo”, pero en la psicología, en el análisis del comportamiento humano, las explicaciones biomédicas se contradicen con las propuestas de diagnóstico e intervención que contemporáneamente van dando buenos resultados.
Esta mañana, tres psiquiatras explicando que el TOC es fácilmente tratable con medicación de por vida, una ley que dice que el psiquiatra está facultado para realizar el diagnóstico y en ausencia de la magna y colosal figura del psiquiatra, pues, lo puede hacer el médico cirujano, ¿y los psicólogos clínicos?, ¿aplicando algún test para medir sabe Dios qué?; caray, estamos hasta las patas; esto es como cuando aprobaron la ley que decía que la enfermera podía recetar.
No sé qué es peor, pero claramente los congresistas han mal entendido el propósito de la ley; una ley no puede extender facultades a un profesional o quitárselas a otro; porque eso depende de la formación del profesional en aulas universitarias; una ley debe velar por encontrar los espacios de trabajo, las adecuadas condiciones laborales, la implementación de nuevos puestos de acuerdo a los requerimientos, pero no para decir, el psiquiatra es el encargado de diagnosticar y si no lo puede hacer, pues lo hace el médico; es muy parecido a decir que a falta de tecnólogos médicos que realicen mantenimiento en los hospitales, pues que también lo hagan los mecánicos, total, son aparatos los que van a reparar. Por eso estamos mal, porque el congreso no ve por lo que debería, sino que quiere legislar modificando las competencias profesionales, cuando eso depende de las universidades; el psicólogo clínico está completamente facultado para el diagnóstico y tratamiento de los desórdenes del comportamiento, y conozco muchos profesionales que podrían atender de manera más eficiente tantísimos casos, e incluso explicarían con mejor sustento científico y aval técnico que el TOC no necesita tratamiento farmacológico de por vida, es más, hay muchos casos en los que se prescinde este tipo de tratamiento y se opta por psicoterapia y la probabilidad de éxito es de un 76%.
¿Pero porque no se puede asumir la salud psicológica con esta responsabilidad y conocimiento?, pues porque no solo tenemos un congreso desprestigiado, sino acéfalo y mal asesorado; y porque quienes conducen las riendas de los ministerios y hospitales son médicos, no tengo nada en contra de ellos, pero la salud psicológica no puede ser explicada desde su campo; miren el caso de España, y como desde un enfoque dimensional, se ha podido asumir perfectamente la responsabilidad por la salud psicológica, incluso se ha emprendido una campaña para luchar en contra de las pseudoterapias y trabajar en pro de la psicoterapia basada en evidencia y contraste empírico; ¿y quienes lo han llevado a cabo?, psicólogos.
Y en otra parte de la historia, los colegas en este país no ayudan, su falta de presencia se traduce en ser fieles seguidores de las pseudoterapias, probablemente así podríamos entender porqué el coaching va sumando a más psicólogos en sus filas, mientras que los demás se distribuyen en terapias que van desde el uso de piedras hasta el de caballos, habría que recordarles que lo que hacen no sirve y que en ese camino van dañando vidas; triste.